La pesca milagrosa

Konrad Witz: La pesca milagrosa (1444)
Óleo sobre tabla, 132 x 154 cm. Museo de Arte y de Historia, Ginebra

En la primera mitad del siglo XV, artistas italianos y flamencos devolvieron el naturalismo a la pintura. Continuaron el camino que iniciara Giotto desde el simbolismo medieval a la representación más fiel posible de la realidad.

Después de la resurrección de Cristo, la escena nos muestra la tercera aparición de Jesús a sus discípulos en el lago Tiberiades, donde según nos cuenta san Juan en su evangelio algunos de los apóstoles y sus compañeros salieron a pescar con escaso éxito. Al amanecer, vislumbraron a un hombre de pie en la orilla que les dijo que echasen las redes al lado derecho de la barca; al hacer esto volvieron tan llenas de peces que ni siquiera pudieron recogerlas. En ese momento el discípulo amado reconoció al Señor, y Pedro, al oír esto, cubrió su desnudez con un vestido y se arrojó al mar a su encuentro.

Konrad Witz quiso hacer reconocible el paisaje para sus conciudadanos de Ginebra, pintando de esta manera su lago y el monte Salève, además de algunas de sus edificaciones. Intentemos ponernos en la piel de los fieles al contemplar el nuevo panel de su altar por primera vez, viendo en sus orillas la escena bíblica sucedida en Galilea hacía más de un milenio. ¿Acaso no se sentirían sobrecogidos al ver a Cristo y a los apóstoles en un lugar tan querido para ellos?

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